14 febrero 2020
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Nuestra habitación no solo es un lugar para descansar, sino que es un refugio, un espacio íntimo en donde podemos disfrutar y sentirnos cómodos. Es por esto que el color que elijamos debe adaptarse a nosotros.
Si elegimos colores muy llamativos, nos costará relajarnos y si son muy suaves pueden aburrirnos. Acá te explicamos todo para que logres tu dormitorio soñado:
Existe una amplia gama de tonalidades tierra, como marrón, arena, rojos, beige, entre otro. Estos colores dan la percepción de calma, estabilidad y serenidad, además de ampliar los espacios ya que generan sensación de profundidad.
Se recomienda elegir tonos que relajen y no sean tan fuertes.
Ambientes modernos y sofisticados pueden crearse con colores neutros. Pueden cambiar extremadamente tu habitación.
Las tonalidades claras sirven para los espacios reducidos, ya que aportan luz y sensación de limpieza, pero tampoco deben usarse en exceso, ya que pueden producir que el ambiente se vuelva frío e impersonal.
Cuando usamos tonalidades claras, es importante decorar con distintos materiales y texturas (telas, lanas, alfombras, muebles de ratán o mimbre). De esta manera, le agregaremos puntos atractivos a la habitación y no terminará viéndose muy aburrida.
Los colores cálidos son los rojos, amarillos, anaranjados y todas sus múltiples tonalidades. Cuanto más rojo tenga un color, más cálido será.
Estas tonalidades transmiten vitalidad y seriedad. Si tu habitación es muy oscura aportarán la luminosidad faltante, y si no quieres que se vea sobrecargado, puedes combinarlos con colores neutros.
Son todos los que van desde el verde hasta el morado. Cuanto más azul tenga un color, más frío será.
Este tipo de colores dan la sensación de paz y calma, si se eligen en sus tonalidades más claras. En cambio, sí prefieres las tonalidades oscuras, aportarán carácter y fuerza, por lo que no se necesitarán muchos elementos de decoración.
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